Breve homenaje al arte de la vista.
"Los espejos se emplean
para verse la cara;
el arte para verse
el alma"
George Bernard Shaw.
Autor: Abner Pantoja
Publicado en: Arte y estilo
Patrocinado por:
para verse la cara;
el arte para verse
el alma"
George Bernard Shaw.
Autor: Abner Pantoja
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La armonÃa de tu hogar
está aquÃ.Dedicado a Esther. A quien gracias a mi miopÃa me esfuerzo por ver más allá de su apariencia y discreción.
¿El cuadro es un fragmento de la realidad o la realidad un fragmento del cuadro? Me hago ésta pregunta toda vez que acabo de recordar la obsesión que tenÃa ya hace varios años. Para mostrarte de que se trataba mi obsesión te refiero una anécdota:
Cuando nacà los doctores detectaron un evidente detalle en mi; una malformación severa en mi rostro; producto de lo que hoy llaman sÃndrome de Treacher Colllins. Y como es obvio, me ha perseguido durante toda mi vida lo que en mis primeros años consideraba como un calvario. Por ello me mostraba insolente, molesto, amargado, resentido, ausente. No entendÃa mi dolor. Y cuando pensé que las cirugÃas reconstructivas serÃan mi solución; el avanzar poco reforzaba mis sentimientos negativos en vez de aliviar mi inconformidad.
Fue a través del arte que encontré la posibilidad de que por medio de la "catarsis" pudiera calmar mi espÃritu rebelde y antiestético. Es aquà donde nace mi obsesión: "pintar mi rostro tal y como "tenÃa que ser" y no como era". Reconozco que ese acto de rebeldÃa trastoca el respeto divino de la creación de la naturaleza y hoy pido humildemente disculpas por ello. En aquellos años mi egoÃsmo era en verdad muy soberbio.
Años y años me dedique a ese proyecto. Mi autorretrato, me fui dando cuenta poco a poco, serÃa Inacabable. No sólo porque el rostro cambia, sino también porque la autoaceptación se va fortaleciendo y sobre todo tu mentalidad: pasé de la actitud de "culpar" a la otredad a asumir un papel creativo de mi propia realidad. He aquà la respuesta que me hice al principio.
¿Y qué pasó con el cuadro? Lo destruà para construir con sus cenizas a través del ave fenix mi belleza espiritual y fraternal. Es más, entre las cenizas me encontré con ¡El imán de la belleza! ¿Y qué es eso? Dejemos que lo explique un experto en "mujerologÃa":
El imán de la belleza -explica el "mujerólogo"- es un objeto que tiene la particularidad de que el que la posee atraiga a hermosas damas en el buen sentido de la palabra. Para explicarme mejor, recurramos a mi amigo y colega experto en "conversologÃa":
Explica el "conversólogo":
Atraer aquà no debe entenderse de manera peyorativa o como un artificio de la galanterÃa al estilo Don Juan. Todo lo contrario, obedece al principio rector de transformar vivencialmente el concepto "converso" a "verso". Luego entonces es extraer la poética de la mujer a través del diálogo.
Me deshice del cuadro, además, porque comprendà cuando me especialicé en la facultad sobre filosofÃa del arte, concretamente sobre "teratologÃa": estudio de la estética en relación a lo montruoso y lo feo; lo que muy sabiamente argumenta Gertrude Stein:
"Una foto es una foto, un dibujo es un dibujo, y Yo soy Yo".
Es por ello que decidà ya no atormentarme más.
Y es que aunque habÃa tratado de resolver ese problema estético con el argumento de que como lo aprendimos en arte: hay dos clases de artistas del retrato: los que crean máscaras y los que añaden alma a las imágenes; estaba con la sensación de quedar atrapado en mi propio cuadro existencial; luego entonces, en vez de estar pintando mi cuadro, ya estaba siendo parte del cuadro. Tal y como sucedÃa con el acto creativo y pictórico del pintor holandés Veermer. Y eso que los Griegos ya me lo habÃan advertido en éste diálogo:
Aquiles: ¿Qué pasa entonces si usted encuentra un cuadro dentro del cuadro al cual ya ha entrado?
Tortuga: justo lo que usted esperarÃa: uno se introduce dentro de ese cuadro en el cuadro.
Como habrá advertido, estimado lector, la función del arte, aunque en cierto sentido es subjetivo, puede satisfacer y transformar las inquietudes existenciales y hermenéuticas entre ese cuadro y el propio espectador y el creador de la obra en cuestión.
Recordemos también que para educar a la vista debemos educar nuestra cultura y tener una mente abierta. Y sobre todo, tener siempre en cuenta lo siguiente:
"Ya nunca más seremos lo que éramos".
Williams James.
Somos seres cambiantes fisiológicamente e intelectualmente y el cuadro aunque en apariencia lo parezca, no es el mismo, pues nuestra forma de ver se transforma.
Y hablando de observar, pues, nos vemos la próxima.
¿El cuadro es un fragmento de la realidad o la realidad un fragmento del cuadro? Me hago ésta pregunta toda vez que acabo de recordar la obsesión que tenÃa ya hace varios años. Para mostrarte de que se trataba mi obsesión te refiero una anécdota:
Cuando nacà los doctores detectaron un evidente detalle en mi; una malformación severa en mi rostro; producto de lo que hoy llaman sÃndrome de Treacher Colllins. Y como es obvio, me ha perseguido durante toda mi vida lo que en mis primeros años consideraba como un calvario. Por ello me mostraba insolente, molesto, amargado, resentido, ausente. No entendÃa mi dolor. Y cuando pensé que las cirugÃas reconstructivas serÃan mi solución; el avanzar poco reforzaba mis sentimientos negativos en vez de aliviar mi inconformidad.
Fue a través del arte que encontré la posibilidad de que por medio de la "catarsis" pudiera calmar mi espÃritu rebelde y antiestético. Es aquà donde nace mi obsesión: "pintar mi rostro tal y como "tenÃa que ser" y no como era". Reconozco que ese acto de rebeldÃa trastoca el respeto divino de la creación de la naturaleza y hoy pido humildemente disculpas por ello. En aquellos años mi egoÃsmo era en verdad muy soberbio.
Años y años me dedique a ese proyecto. Mi autorretrato, me fui dando cuenta poco a poco, serÃa Inacabable. No sólo porque el rostro cambia, sino también porque la autoaceptación se va fortaleciendo y sobre todo tu mentalidad: pasé de la actitud de "culpar" a la otredad a asumir un papel creativo de mi propia realidad. He aquà la respuesta que me hice al principio.
¿Y qué pasó con el cuadro? Lo destruà para construir con sus cenizas a través del ave fenix mi belleza espiritual y fraternal. Es más, entre las cenizas me encontré con ¡El imán de la belleza! ¿Y qué es eso? Dejemos que lo explique un experto en "mujerologÃa":
El imán de la belleza -explica el "mujerólogo"- es un objeto que tiene la particularidad de que el que la posee atraiga a hermosas damas en el buen sentido de la palabra. Para explicarme mejor, recurramos a mi amigo y colega experto en "conversologÃa":
Explica el "conversólogo":
Atraer aquà no debe entenderse de manera peyorativa o como un artificio de la galanterÃa al estilo Don Juan. Todo lo contrario, obedece al principio rector de transformar vivencialmente el concepto "converso" a "verso". Luego entonces es extraer la poética de la mujer a través del diálogo.
Me deshice del cuadro, además, porque comprendà cuando me especialicé en la facultad sobre filosofÃa del arte, concretamente sobre "teratologÃa": estudio de la estética en relación a lo montruoso y lo feo; lo que muy sabiamente argumenta Gertrude Stein:
"Una foto es una foto, un dibujo es un dibujo, y Yo soy Yo".
Es por ello que decidà ya no atormentarme más.
Y es que aunque habÃa tratado de resolver ese problema estético con el argumento de que como lo aprendimos en arte: hay dos clases de artistas del retrato: los que crean máscaras y los que añaden alma a las imágenes; estaba con la sensación de quedar atrapado en mi propio cuadro existencial; luego entonces, en vez de estar pintando mi cuadro, ya estaba siendo parte del cuadro. Tal y como sucedÃa con el acto creativo y pictórico del pintor holandés Veermer. Y eso que los Griegos ya me lo habÃan advertido en éste diálogo:
Aquiles: ¿Qué pasa entonces si usted encuentra un cuadro dentro del cuadro al cual ya ha entrado?
Tortuga: justo lo que usted esperarÃa: uno se introduce dentro de ese cuadro en el cuadro.
Como habrá advertido, estimado lector, la función del arte, aunque en cierto sentido es subjetivo, puede satisfacer y transformar las inquietudes existenciales y hermenéuticas entre ese cuadro y el propio espectador y el creador de la obra en cuestión.
Recordemos también que para educar a la vista debemos educar nuestra cultura y tener una mente abierta. Y sobre todo, tener siempre en cuenta lo siguiente:
"Ya nunca más seremos lo que éramos".
Williams James.
Somos seres cambiantes fisiológicamente e intelectualmente y el cuadro aunque en apariencia lo parezca, no es el mismo, pues nuestra forma de ver se transforma.
Y hablando de observar, pues, nos vemos la próxima.
Breve homenaje al arte de la vista.
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